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Claudia Sheinbaum hace historia: la primera mujer presidenta de México

El 1 de octubre de 2024, México vivió una jornada histórica con la investidura de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera presidenta del país. En una ceremonia cargada de simbolismo y con un claro mensaje feminista, Sheinbaum asumió la máxima responsabilidad del Ejecutivo, marcando el inicio de un sexenio que promete continuidad en las políticas de la Cuarta Transformación y una profunda reivindicación de los derechos de las mujeres y los sectores más vulnerables.

La mandataria recibió la banda presidencial de manos de Ifigenia Martínez, una figura emblemática de la izquierda mexicana, quien con más de 90 años de vida, encarnó el puente entre las luchas feministas del pasado y la esperanza del presente. El momento fue un claro tributo a las mujeres que, durante generaciones, han luchado por su lugar en la sociedad. Sheinbaum, consciente del peso histórico de este momento, declaró en su discurso: «No llego sola, llegamos todas».

Un discurso de continuidad y esperanza

Claudia Sheinbaum, quien se define a sí misma como madre, abuela, científica y presidenta rindió homenaje a las políticas de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador y subrayó su compromiso de llevar a México al siguiente nivel en su proceso de transformación social. En su discurso, Sheinbaum destacó los 100 puntos programáticos que guiarán su gobierno, reafirmando su visión de un México más equitativo, justo y feminista.

Frente a un Congreso dominado por mujeres, la presidenta recordó a todas aquellas que han sido marginadas, invisibilizadas o silenciadas a lo largo de la historia, y prometió que su gobierno trabajará incansablemente por ellas. “Hoy llegan todas ellas, las que nos pensaron libres y felices”, afirmó emocionada. En este sentido, su discurso estuvo impregnado de una visión inclusiva, dando protagonismo a las mujeres indígenas, las trabajadoras del hogar y todas aquellas que, a lo largo del tiempo, han luchado en silencio por sus derechos.

La promesa de un liderazgo feminista

El ascenso de Sheinbaum ha sido visto por muchos como un logro colectivo del movimiento feminista en México. No obstante, la mandataria también enfrenta retos significativos. Diversos sectores del feminismo han mantenido una relación ambigua con ella debido a su gestión anterior como jefa de Gobierno de Ciudad de México. Aunque existen críticas, el nuevo cargo de Sheinbaum ofrece una oportunidad para construir puentes y avanzar en temas pendientes, como la violencia de género y los derechos reproductivos.

En su toma de posesión, la presencia de mujeres no solo fue simbólica, sino fundamental. Además de Ifigenia Martínez, quien entregó la banda presidencial, la oposición también exigió que Sheinbaum utilice su condición de mujer para hacer de su gobierno uno distinto. María Guadalupe Murguía Gutiérrez, líder de la bancada del Partido Acción Nacional, expresó: «No solo puede ser diferente, tiene que ser mejor».

Un nuevo México bajo el liderazgo de Sheinbaum

Sheinbaum, que tiene una larga trayectoria en la academia y en la política, llega a la presidencia con la promesa de continuar con el legado de López Obrador, pero también con la responsabilidad de llevar a cabo los cambios que el país necesita. Su formación como científica y su participación en el panel intergubernamental contra el cambio climático, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007, reflejan su compromiso con el desarrollo sostenible y la justicia social.

A lo largo de la ceremonia de investidura, Sheinbaum no escatimó en reconocer la labor de su antecesor. Comparó a López Obrador con figuras históricas como Lázaro Cárdenas, refiriéndose a él como «el más querido» y despidiéndose con un emotivo «hasta siempre, hermano, amigo, compañero», lo que demuestra su intención de consolidar su legado mientras avanza con su propio proyecto político.

Un sexenio de desafíos y expectativas

La toma de posesión de Sheinbaum marca un antes y un después en la historia de México. La presidenta enfrenta enormes retos en áreas clave como la seguridad, la economía, la salud y la educación. No obstante, la expectativa general es que su liderazgo feminista, sumado a su experiencia y capacidad de gestión, impulse un cambio significativo en el país.

Con el respaldo de más de 35 millones de votantes y un equipo compuesto por líderes tanto nacionales como internacionales, Sheinbaum se compromete a hacer de México un referente mundial en derechos humanos y equidad de género. El Zócalo, que acogió a miles de seguidores durante su discurso, fue testigo del entusiasmo y la esperanza que su figura representa.

El 1 de octubre de 2024 quedará grabado en los libros de historia como el día en que México, un país con profundas raíces machistas, dio un paso hacia el futuro bajo el liderazgo de una mujer. Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, inicia un sexenio con grandes promesas y expectativas. «No les voy a defraudar», afirmó con determinación, mientras el eco de los gritos de «¡Presidenta, presidenta!» resonaba en todo el recinto.

Revista 2

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