Washington, D.C. fue testigo de un nuevo capítulo en la historia política de Estados Unidos este 20 de enero de 2025, cuando Donald J. Trump asumió su segundo mandato como el 47° presidente del país. Su discurso inaugural, cargado de promesas audaces y frases contundentes, marcó el inicio de lo que describió como una “nueva era dorada” para la nación.
«La era dorada de Estados Unidos empieza ahora», proclamó Trump al abrir su intervención en la Rotonda del Capitolio, acompañado por su esposa, Melania Trump, expresidentes, miembros del Congreso, figuras del poder judicial y destacados líderes empresariales, como Elon Musk y Mark Zuckerberg.
Con un tono desafiante y enérgico, Trump reiteró su compromiso de priorizar a Estados Unidos en todas las decisiones de su gobierno:
“En cada uno de mis días al frente del gobierno, pondré a Estados Unidos primero. A partir de este día, nuestro país florecerá y será respetado. Nuestra prioridad será crear una nación orgullosa, próspera y libre”.
Compromisos internos: seguridad, justicia y soberanía
Trump delineó una serie de medidas que buscarán restaurar, según él, la grandeza de Estados Unidos. Declaró que el país recuperará su soberanía, fortalecerá su seguridad y reequilibrará la balanza de la justicia, asegurando el fin del “uso político y despiadado” del Departamento de Justicia.
Entre sus planes inmediatos, destacó su intención de declarar una emergencia nacional en la frontera con México, militarizarla y detener la inmigración ilegal. Además, prometió destinar recursos para la deportación masiva de inmigrantes que calificó como “criminales extranjeros”.
“Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones de extranjeros a sus países de origen. Restauraremos la política de ‘quédate en México’ y pondremos fin a la práctica de captura y liberación”, afirmó ante aplausos de los asistentes.
América Latina en el punto de mira
El mandatario también dedicó una parte significativa de su discurso a América Latina. Anunció su intención de designar a los carteles mexicanos como organizaciones terroristas y de invocar leyes históricas para combatir redes criminales extranjeras.
En una medida polémica, Trump confirmó su plan de “recuperar el control del Canal de Panamá”, argumentando que las tarifas impuestas a los barcos estadounidenses son injustas y que el control del canal por parte de empresas chinas es inaceptable.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, respondió de inmediato calificando el canal como un símbolo de soberanía nacional y afirmó que “el Canal de Panamá es y seguirá siendo de Panamá”.
Medidas económicas y sociales: un giro hacia lo tradicional
En el plano social, Trump reafirmó su postura conservadora al declarar que “habrá solo dos géneros: hombre y mujer”, reafirmando su oposición a las políticas inclusivas de la administración anterior.
En lo económico, anunció un regreso a los combustibles fósiles como motor de la economía. “Vamos a perforar, baby, a perforar. Tenemos oro líquido bajo nuestros pies y lo usaremos para enriquecer a nuestra nación”, dijo, en referencia a la explotación petrolera.
Prometió también revivir la manufactura nacional y frenar la apuesta por energías limpias y vehículos eléctricos, marcando un contraste radical con las políticas de sostenibilidad del gobierno de Biden.
Un guiño al espacio y el destino manifiesto
En un tono visionario, Trump concluyó su discurso con la promesa de llevar la bandera estadounidense a Marte, en lo que denominó como el “destino manifiesto hacia las estrellas”.
“Perseguiremos lo imposible. Lanzaremos astronautas estadounidenses para plantar nuestra bandera en Marte. No hay nada que no podamos alcanzar”, afirmó.
El discurso cerró con un mensaje contundente y característico de Trump:
“Estoy con ustedes, lucharé por ustedes y ganaré para ustedes. Porque somos estadounidenses y nuestra era dorada acaba de comenzar. Dios bendiga a Estados Unidos”.