“La energía del futuro ya está aquí, pero ¿México está preparado para aprovecharla?” La inversión en energía renovable ha aumentado un 18% en 2025, posicionando al país como uno de los actores emergentes en la transición energética de Latinoamérica.
Proyectos de energía solar y eólica se multiplican en estados como Oaxaca, Sonora y Tamaulipas, donde el potencial natural permite generar electricidad limpia a costos competitivos. La capacidad instalada alcanza los 30 GW, un récord histórico que supera las expectativas de los analistas.
Empresas privadas y consorcios internacionales participan activamente en esta expansión. Inversionistas de Estados Unidos y Europa ven en México un mercado atractivo gracias a incentivos fiscales y marcos regulatorios claros para el desarrollo de proyectos sostenibles.
La transformación energética también impulsa la creación de empleos especializados. Más de 40 mil plazas directas e indirectas dependen actualmente de proyectos renovables, fortaleciendo la economía local y fomentando el desarrollo de talento técnico.
Sin embargo, persisten desafíos en infraestructura y regulación. La interconexión de redes, la gestión de excedentes y la modernización de la red eléctrica nacional son puntos críticos para garantizar la eficiencia y confiabilidad del suministro.
El gobierno mexicano promueve la inversión privada mediante licitaciones y políticas de apoyo a startups y empresas tecnológicas que desarrollan soluciones innovadoras en almacenamiento y distribución de energía.
Expertos destacan que México tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional si mantiene políticas consistentes, fomenta alianzas público-privadas y prioriza la innovación tecnológica. La transición energética no solo es un imperativo ambiental, sino también una oportunidad de crecimiento económico y liderazgo estratégico.
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