México ha registrado un crecimiento sostenido del PIB del 3.4% durante el tercer trimestre de 2025, superando las expectativas de los analistas. Esta recuperación refleja la fortaleza de sectores como manufactura, servicios financieros y tecnología, que han logrado atraer inversión extranjera directa por más de 12 mil millones de dólares en lo que va del año.
El sector industrial destaca por su capacidad de innovación: las empresas mexicanas han incrementado un 22% sus inversiones en automatización y digitalización, impulsando la productividad y reduciendo costos operativos. Esto coloca a México como un competidor atractivo frente a otros países de América Latina y el Caribe.
Sin embargo, persisten retos importantes. La inflación anual alcanzó un 3.8%, y los bancos centrales continúan evaluando ajustes en las tasas de interés para estabilizar los precios sin frenar el crecimiento. La volatilidad en los mercados internacionales y la incertidumbre política regional también representan factores que podrían afectar el ritmo de recuperación.
El comercio exterior es otro motor clave. Las exportaciones mexicanas aumentaron 8% respecto al mismo periodo del año anterior, lideradas por el sector automotriz y electrónico. La ratificación de tratados como el T-MEC ha reforzado la confianza de los inversionistas internacionales, consolidando la posición de México como hub de manufactura avanzada.
Analistas señalan que el crecimiento sostenido dependerá de la inversión en infraestructura, educación y desarrollo tecnológico. Programas como “México Conectado” y la expansión de parques industriales inteligentes son pasos fundamentales hacia un desarrollo económico inclusivo y competitivo.
En el plano social, se observa un aumento en la creación de empleos formales, con más de 400 mil plazas nuevas registradas en el último año. Esto fortalece la demanda interna y ayuda a reducir las desigualdades regionales, especialmente en estados con menor densidad económica.
Empresarios locales coinciden en que la clave estará en la colaboración público-privada y en mantener un entorno de estabilidad macroeconómica. La combinación de inversión estratégica, innovación tecnológica y apertura comercial puede posicionar a México como un referente económico regional en la próxima década.
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